21 may 2012

El pastelerismo en Venezuela...


Mis pocos pero bien vividos años de vida me han enseñado a no quedarme con dudas. Si hay algo que no entiendo o desconozco, casi de manera inmediata apelo al conocimiento y, así, acabo con el desconocimiento. ¿Qué quiero decir, sin sonar tan rimbombante? Que simplemente aclaro mis dudas investigando sobre lo que desconozco para conocerlo y acabar con mi “ignorancia”.

Apelé al conocimiento, emulando los pasos de un programa catalán que vi durante una de mis estadías en la ciudad condal: escribí en Google “pasteleros en el fútbol”; considerando que ningún libro podía darme una explicación inmediata y lógica del tema. Bendita tecnología. Buscando encontrar dicha explicación lógica me topé con una nota de Informe21.com que titula: Los aficionados llamados “pasteleros”… ¿Almas descarriadas del fútbol venezolano?. Buenos argumentos encontré y expongo mi punto de vista del tema y el por qué la palabra “pastelero” me parece lo más idiota y sin sentido del planeta.

Empecemos por conocer quiénes son los que usan el término “pastelero”. En su mayoría son personas que, por la vía legal, no pueden ni siquiera tomarse un trago en algún bar porque los dígitos de su cédula de identidad no se lo permitirían. Esos mismos jóvenes son los que hoy inundan los estadios, aprovechando el crecimiento que ha tenido nuestro balompié. Sí, los mismos que se hacen llamar “barras bravas” y se encargan de alentar y cantar durante todo el partido. Generalmente, dichas canciones son copias sureñas adaptadas a sus clubes, costumbres y jugadores. ¿Podríamos llamarlos pasteleros por copiar lo del sur y no innovar?. Podría ser, pero no caeré en eso.

La utilización del término “pastelero” también ha sido adoptado por algunos protagonistas directos del deporte rey en Venezuela. Lamento tener que escuchar o leer a jugadores profesionales llamar “pasteleros” a otros cuando a ellos, de manera inconsciente, se les escapan términos como “por ahí…” y “se viene” o “se nos vienen…” (aplica también para periodistas), frases típicas de jugadores y cronistas argentinos a la hora de expresarse. Durante mis labores como Jefe de Prensa del Caracas FC tuve la dicha de coincidir en Río de Janeiro con el profesor Cristóbal Guerra. Recuerdo sus palabras: “Ustedes, los jóvenes periodistas, deben encargarse de erradicar la utilización del término ‘se viene’. Es un error que algunos han adoptado del sur. Debemos crear nuestra propia identidad”. Gracias, Profesor. Lo erradiqué y se lo debo a usted.

La moda también es llamar “pastelero” a todo aquel que desfile indumentaria de otros clubes o países. En su mayoría, los que posan con camisetas de la Juventus e Italia (hablo en primera persona para ejemplificar) tienen razones para hacerlo. ¿Razones? Ser ítalo-venezolano, avalado con un pasaporte y un ID, además de haber crecido en una pequeña Italia desde el colegio (Agustín Codazzi), pasando por los ratos libres (Centro Ítalo Venezolano, Casa Italia y Casa Sicilia), terminando en casa. Los fines de semana no eran de fútbol venezolano, no. Eran de Serie A. En los mundiales me fue inevitable cantar el “Inno di Mameli” cuando veía a mi “viejo” hacerlo. No, no soy pastelero, soy ítalo-venezolano y siento a la patria de mi “viejo” tanto como siento a la mía. ¿Cómo cambio un sentimiento que me arraigó mi padre desde que era niño?

En conclusión, antes de acusar de “pastelero” a otro, sería bueno indagar en el por qué y en el origen, sobre todo ahora que viene la Eurocopa 2012 y este término estará muy de moda en nuestra urbe. Estamos sumidos en un clima de irrespeto y de poca tolerancia que nadie deja que otros, dentro de los límites de la convivencia, hagan lo que se les dé la gana, simple. Pero; ¿quieren hacer algo positivo? Adopten a un “pastelero” y muéstrenle el por qué Venezuela es tierra de fútbol. Si usa una camisa de otro club no lo señalen, más bien hagan que use una que identifique sus colores y háganlo adoptar una nueva identidad. ¿No es más productivo?