13 may 2012

Listening to the wind of change, Real ESPPOR Club...


“Wind of Change” de Scorpions es tal vez una de las canciones que más recuerdo de mi infancia. La menciono porque, la esencia en sí de esta canción, la apuntaría de manera directa a la realidad actual del Real ESPPOR Club, institución con la que compartí durante tres maravillosos años.

Viví desde adentro su ascenso a Primera. Un ascenso plagado de sueños, metas y proyectos a corto, mediano y largo plazo. Algunos se llevaron a cabo, otros no. La voluntad siempre estuvo y ha estado, al igual que las ganas, pero con ambas no se puede hacer mucho si el sostén económico no hace su trabajo: sostener. En este caso, sostener un proyecto que está en horas bajas para algunos, mientras que para otros, los que confiamos y creemos en Ricardo González, “Mon” López y compañía, todavía tiene mucho que dar.

No pudo Santana con su férreo carácter. Tampoco “Chita” durante el mejor año del club. Mucho menos un López en plena transición. De ser catalogado el equipo millonario del fútbol venezolano, el Real ESPPOR Club pasó a ser “uno más del montón”. Los escuché decir en su momento que el modelo merengue era el ideal, sobre todo por el concepto de asentar unas bases futbolísticas sólidas (campeones colegiales en su primer año de existencia y bicampeones juveniles). Hoy, los mismos que aplaudían, hacen leña del árbol caído, quedando en evidencia. Palpable porque lo plasmaron en papel, ése al cual podemos acudir cuando la memoria falla.

No hace falta ser el mismísimo Alexis Martín Tamayo, alias @2010MisterChip, para sacar cuentas. Basta con revisar el calendario desde su llegada hasta la fecha. Cuatro victorias en diecinueve compromisos dirigidos es el saldo que ha dejado el profesor Charles López al mando de la tropa blanca. Ya es un hecho que el oriundo del Estado Táchira continuará al mando del ESPPOR para la próxima campaña, mientras, en casa, algunos siguen calentando el banco de suplentes a la espera de sus oportunidades.

El DT de ese banquillo de suplentes tiene nombre y apellido: Francesco Stífano. Cinco títulos juveniles (dos interregionales y tres nacionales con dos instituciones distintas) es el palmarés de uno de esos tantos hombres de blanco ávidos de una oportunidad. Durante la transición técnica que vivió el Carabobo hace unos meses estuvo en agenda para asumir el banquillo granate, mas nunca se concretó una oferta formal. ¿Ha sido considerado alguna vez para asumir en pleno la “casa blanca”, siendo él un hombre de la casa y de la entera confianza de la directiva? Habría que preguntarlo en Las Mercedes.

Junto a Stífano emergen nombres como el de Luis Morgillo, Víctor García, Diego García, Christopher Rivas, entre otros campeones nacionales Sub 20 y futuros representantes de Venezuela en la Copa Libertadores, que están a la espera de sus respectivas oportunidades con continuidad incluida. Una continuidad que podría beneficiar al club, no sólo en el aspecto deportivo sino, a mediano plazo, en el aspecto económico.

Diego García llegó a estar en la órbita del Deportivo la Coruña en determinado momento. Su poco, casi nulo historial en Primera, desestimó la posibilidad de marcharse a Galicia. Luis Lugo, guardameta titular blanco Sub 20, estuvo a prueba en Peñarol de Uruguay. Mismo caso, misma causa de “fracaso”: historial en Primera nulo.

¿Cómo vender un jugador al exterior si su historial en Primera no existe? Difícil que otros le den la confianza cuando en casa no se la dan. Al parecer, los golpes de “Rafa” García y Gabriel Benítez pasaron por debajo de la mesa en el entorno ibérico.

Por encima del dinero, del cochino dinero, también radica el aspecto deportivo. La reciente historia de Bielsa y el Athletic nos devolvió la ilusión a los románticos de que todavía algunos futbolistas juegan por amor a la camiseta y no a la plata. Difícil en pleno Siglo XXI, mas en un fútbol donde algunos modistas rompen el mercado con fichas exorbitantes, dentro de un país que se cae a pedazos.

Los García, Lugo, Morgillo, “Pakos” & Co se lo han dado TODO al ESPPOR sin devengar un centavo. ¿Se imaginan a estos mismos “chamos” recibiendo algo de plata por hacer lo que tanto aman? Soy romántico y lo veo: se romperán el lomo y darán más de lo que dan hoy día jugando de gratis. Al perfecto estilo de los Iker Munian, Markel Susaeta, Javi Martínez, Ander Herrera, Fernando Llorente y, por supuesto, nuestro Fernando Amorebieta, la Sub 20 del Real ESPPOR, jugando en Primera, defenderá la camiseta con más compromiso y convicción de los que hoy la visten, sin importar si en su cuenta hay ceros a la derecha o a la izquierda.

No soy dirigente, mucho menos directivo. Por eso estoy sentado frente a una máquina haciendo lo que considero mi trabajo y los dejaré a ustedes hacer el suyo. Hoy me quité la camisa del ESPPOR y me enfundé más que nunca la de periodista. Si en la institución se sienten ofendidos por esta humilde misiva, los llamo a la reflexión. Quiero al Real ESPPOR y me duele la situación, por eso los invito a reflexionar. La solución está en casa, por menos dinero y, apuesto, con mejores resultados. “Listening to the wind of change…”.